Basura pagada a domicilio

Basura pagada a domicilio
El primer y último modelo de televisión en la historia

miércoles, 14 de abril de 2010

Televisión Vacía Nacional


Escribe_Carlos Leyton

“Casi todos los hombres nos aburrimos inconcientemente. El aburrimiento es el fondo de la vida, y el aburrimiento es el que ha inventado los juegos, las distracciones, las novelas y el amor. La niebla de la vida rezuma en un dulce aburrimiento, licor agridulce” Miguel de Unamuno, Niebla.


La televisión desde su irrupción en los años 30, marcó la vida de la persona que se le pase por delante. Es que, al parecer, se ha transformado en un instrumento tan propio del ser humano que muchos creerán (a esta altura) que pertenece al orden de las necesidades básicas de sobrevivencia. Si bien es verdad que la televisión a niveles tecnológicos ha mostrado grandes avances desde su creación, no podemos decir lo mismo en lo que respecta a su contenido. Formulo la siguiente pregunta ¿Al paso que avanza la ciencia o la tecnología, es al mismo paso en el que avanza, por ejemplo, la ética o la política? ¿Hemos avanzado como humanos? No hablo de artefactos, sino de personas.

Hoy por hoy, sin duda, la televisión es parte de la nueva familia chilensis, aunque no es menos despreciable, la nueva la relación –propia del siglo XXI- que algunos tiene con su computador. Nos relacionamos últimamente muchos más con un computador que con nuestros padres, hijos o esposas. Esta nueva familia tiene en sus antípodas el germen de una no-relación, ya que nunca se relaciona, nunca se reúne, y nunca conversa. Bien podríamos decir que estamos en una a-relación con la televisión, donde me paro frente a una pantalla y se-me-pasa el tiempo en una especie de sonambulismo auto-provocado, donde la relación entre el objeto observado y el yo que observa, es de una distancia abismal. La impersonalidad nos gusta y ya nos habituamos a ella. Dentro de este contexto, el televisor está ahí para generar-me emociones, sensaciones, re-presentaciones todas ellas mediadas, o mejor dicho, envasadas. Risas envasadas, llantos envasados, sensaciones envasadas. Quieres risas, toma el control y digita. O mejor te vendría hoy bien un par de lágrimas, pero qué va, también te lo damos. Soy el cubo mágico de los deseos, nada me es imposible.

O mejor aún, quieres verdad, pues también te la puedo dar.

Si bien presentamos cierto problema de relación o de relaciones, se nos asoma un problema aún mayor y que a nuestro juicio es lo más preocupante, que es el contenido de esa relación. Es decir, como se nutre este tipo de a-relación. Sí miramos con atención el tipo de programación que llena nuestra televisión nacional (ni queremos mencionar lo que sucede en la televisión por cable o satelital) nos daremos cuenta que la gran mayoría de lo que muestra la TV es una basura. Si partimos en la mañana nos encontraremos con noticieros que están mostrando noticias, pero no todas las noticias, si no que son las noticias que ellos nos quieren mostrar solamente. Cada canal cuenta con una editorial establecida, y con ideologías político-religiosas que enmarcan las noticias dentro de los límites que cada estación considere conveniente. Seguidito de las noticias, nos encontramos con los matinales…ningún comentario me merecen. Cerca de las doce del día, nos topamos con una plaga de programas que están vinculados con temas faranduleros, donde los opinólogos son los dueños de la verdad y la privacidad de las personas es lo que más llama la atención y, a la vez, lo que más genera sintonía. De ahí viene otro ciclo de noticias. Posteriormente, teleseries que siempre giran en torno a la generación de catarsis de las dueñas de casa. A eso de las 18:00 hrs comienzan programas de competencia, con niñas en poca ropa y con cierta inclinación a la generación de conflicto y/o romances entre los participantes. Otro ciclo de telenovelas (esta vez nacionales). Otro ciclo de noticias. (La gente necesita informarse al parecer) A continuación nos encontramos con el horario prime, donde vemos o películas ultra viejas y repetidas o docu-realyties o realyties. Estos últimos son los que más cuentas alegres han dejado a los canales en estos últimos años. Por último, a eso de la media noche, nos topamos con programas como el Morandé u otro ciclo de… ¿adivinen? ¡Noticias!. ¿Por qué mierda tantos noticieros?...

Claramente cada canal posee ideas, lineamentos y direcciones bien establecidas. Tenemos un canal que dice Católico. Otro Canal que le pertenece (¡aún!) a nuestro gran presidente. El otro es un canal fascista y chabacano por donde se le mire, y el último (que se ve decentemente si uno no tiene cable) es parte del nuevo gobierno que tenemos. En conclusión, la televisión de hoy en día es una mierda, y una mierda horriblemente politizada y cargada al consumismo de las masas. ¿Por qué decimos esto? Primeramente, la televisión funciona a la base de la publicidad y del consumismo, y esto tiene una explicación bastante simple. Los canales transmiten programas; la gente se siente atraída por estos programas y los mira; cuando la gente mira programas, los canales consiguen televidentes (o un público cautivo si se quiere); con esto, los canales pueden vender la opción de aparecer en estos programas o en sus ratos de comerciales; las empresas comparan esta posibilidad y va depender de lo exitoso (del rating) del programa, el monto que pueda cobrar el canal por aparecer en pantalla; estas empresas establecen cierta relación con el público para que las personas consuman dicho producto (“Ve el lado de feliz de la vida”, “nada es imposible”, “la vida es ahora”, etc.… ¿han escuchado o visto algo así?)

Como se puede adivinar, el televidente reacciona ante esta propaganda y se acerca a consumir lo que le dice la tele que consuma (más aún si esto lo dice alguien con cierta fama); de esta forma el canal recibe dinero y si quiere que último siga siendo así, su misión se basará en conseguir a más público cautivo al menor costo posible. Este el problema de fondo. La televisión se vuelca sobre la desesperada misión de conseguir público cautivo para conseguir más auspiciadotes que sustenten la vida útil de dicho programa y del canal obviamente. Si el programa no rinde cuentas alegres, se saca. Así de fácil. (¿O creen que es casualidad que la belleza de pensar se emitiera el día sábado a las 02:00 AM?) De esta forma, le vendimos el alma al diablo y mostramos lo que las masas desean y lo que el pueblo necesita para ser feliz, es decir: pan y circo.

Es desde aquí que invitamos a todos nuestros lectores que formulen sus críticas, observaciones y molestias por la televisión de nuestros días. La tele no es la verdad y nunca no lo será. Sólo es un maldito circo formado por la gente que desea dominar. Quizás Kant se revuelca en su tumba pensando en que ya no son los libros, ni el sacerdote ni el doctor los que nos dictan cómo comportarnos, sino que es la televisión hoy por hoy quien hace ese trabajo; y qué bien lo hace.